viernes, 24 de octubre de 2014

¿¿¿Deportistas o dioses???


Por Alfredo García Pimentel

Maradona tiene su propia Iglesia
Las figuras del deporte pueden mover montañas y ser tan o más influyentes en el mundo que un artista o un personaje de la política.

Las muestras son cada vez más espectaculares y he aquí algunas de ellas, que ejemplifican cómo un atleta puede convertirse en objeto de culto de los seres humanos.


Por ejemplo, el genial velocista norteamericano Jesse Owens rompió la propaganda nazi de la supremacía blanca en sus propias narices, en la Olimpiada de Berlín y se convirtió en símbolo.

Luego, varios medallistas estadounidenses del atletismo en los Juegos de México 1968 alzaron sus puños con guantes negros durante una ceremonia de premiación y se hicieron íconos del repudio al racismo en su país.

Más tarde, en los años 90, los muchachos del rugby sudafricano, blancos en su mayoría, lograron unir a una nación multiétnica y discriminatoria en una sola, unida en torno a un deporte, gracias también al genio de Nelson Mandela.

Hasta esos años, los jugadores y equipos de culto lo hicieron, casi siempre, en bien de una causa digna de aplausos. Pero, en los tiempos que corren, el dinero pesa mucho… aunque sea de papel.

Sí, porque los jugadores de culto de la actualidad, pese a defender igualmente causas muy nobles, cobran o ganan fama por hacerlo. Ahí están los ejemplos de David Beckham, Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, James Rodríguez y tantos otros.

Beckham, ya retirado del mundo del fútbol, ganó más dinero como modelo que como atleta… y era excepcionalmente bueno… y claro está… tenemos el siempre espectacular caso de Diego Armando Maradona.

El culto al Pibe de Oro ha llegado a límites ciertamente escalofriantes. Sus seguidores le rinden un culto de dios, tras crear la iglesia maradoniana en 1998. Este, como todo templo que se respete, tiene sus 10 mandamientos, tierra sagrada y oraciones. Parodiando a la iglesia católica, la maradoniana tiene su propio Diego Nuestro, su Diego te salve y su Creo en Diego.

Si cree que esto es lo más curioso, sepa que, cuando le contaron a Maradona sobre la iniciativa, estas fueron sus palabras: Estoy muy emocionado de que haya tanta gente que me quiera y me aprecie, muchas gracias, manada de locos.


Volviendo a los tiempos modernos, a jugadores como Lionel Messi y CR7 les pasa lo mismo, solo que no llega al extremo de liderar una religión, al menos por el momentos, pero sí de un punto adicional a su favor: el vivir en una era digital.

Solo le doy algunos datos: Cristiano Ronaldo es el deportista más seguido en las redes sociales. Tiene más de 100 millones de seguidores en Facebook, lo cual significa que el 1,4 por ciento de la población mundial está pendiente del portugués en sus computadoras y celulares.

La propia red social ha publicado que Ronaldo es el Capitán de FB, pues sus seguidores podrían llenar el estadio Santiago Bernabeu unas mil 170 veces, darle 4 vueltas al planeta tomados de la mano y llenar 10 veces todo el territorio portugués.

Son números extravagantes, como los 33 millones de euros en camisetas que James Rodríguez vendió en sus primeras 24 horas como jugador del Real Madrid, cifras que no dicen otra cosa que los atletas son demasiado influyentes en las masas como para no utilizarlos. Lástima que, por el momento, sea más por dinero que por amor.

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